lunes, 18 de julio de 2016

Personajes del río

Por Lorena Suárez (Publicado en Revista "Cuenca, un recorrido por el Matanza Riachuelo", N° 5, julio 2016)

Autoría: Luis Gusmán
Título y Editorial: El peletero, Edhasa
Páginas: 248
Edición: 2007

“Navegaban a bordo de una lancha que salía de Dock Sud, atravesaba el Riachuelo, pasaba por Lanús y llegaba hasta un poco antes de Puente la Noria, donde una barrera de plástico les obligaba a emprender el regreso. La navegación entre ida y vuelta duraba apenas unas tres horas.

La Municipalidad se había propuesto reciclar el Riachuelo y volverlo navegable. Un proyecto faraónico consistente en desmantelar los restos de fábricas abandonadas y las villas costeras para construir una reserva ecológica y hasta un barrio privado. Pero primero había que quitar el olor a podrido del río”.

En estos dos párrafos Luis Gusmán describe el Riachuelo en el año 2007, cuando escribió su libro y ACUMAR aún no había empezado a dar sus primeros pasos, ni a ejecutar gran parte de las obras que, entre otras cosas, redujeron ese mal olor del río.

El peletero es una historia de dos personajes atormentados que por esas cosas del destino se encuentran y se asocian para cometer un acto final, reivindicativo, que intentará poner en su lugar las injusticias sufridas. El Riachuelo no es un protagonista del libro, sino más bien el escenario donde se desarrolla gran parte de la trama.

El personaje del peletero sufre porque la profesión a la que le ha dedicado su vida, lo mismo que sus padres y abuelos, se encuentra cuestionada. Ya no es ético vivir de un oficio basado en la matanza de animales. Hueso, su socio, es un personaje border, vive en un asentamiento y su trabajo consiste en navegar el río todos los días, llevando pasajeros que miran el agua y analizan la contaminación. Ambos se embarcan en una serie de episodios que derivan, incluso, en un intento de atentado contra la ONG ambientalista Greenpeace.

En el relato de Gusmán, el Riachuelo es un lugar oscuro donde la niebla y la bruma amparan hechos turbios. Hueso los conoce e intentará desentrañarlos; pero al mismo tiempo el río es su lugar, un espacio donde él se mueve con soltura, con conocimiento , reconoce sus rincones y detalles, lo siente propio. Quizás todo el relato podría acontecer en cualquier otro sitio, pero el autor ha elegido ese lugar para representar las emociones, a veces ásperas, de sus personajes.

¿Qué pasaría si Gusmán tuviera que escribir El peletero hoy? ¿Seguiría siendo el Riachuelo –hoy sin olor, sin barcos hundidos, sin bruma (aunque con muchos problemas, sobre todo habitacionales, por resolver)–, el mismo escenario que elegiría para describir el lugar de pertenencia de Hueso?

Acaso cuando en el imaginario colectivo y en la literatura, el Matanza Riachuelo ya no sugiera visiones negativas, tal vez entonces lo habremos recuperado. Mientras tanto, El peletero es una novela de intriga y elocuencia que vale la pena leer...

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